Michel Vega se ‘recurseaba’ vendiendo chupetes en el mercado de Collique y ayudaba a su padre como ambulante en la venta de zapatos. Toda esta labor lo hacía en las vacaciones escolares. Él sabía que estos trabajos eran temporales y que no iba a ser para siempre. Soñaba con tener su propio negocio para darle a su familia mejor calidad de vida.
Posteriormente, cuando culminó el colegio, Michel Vega se aventuró a vender azúcar en una esquina del mercado Año Nuevo de Comas. Con el poco capital que tenía compró un saco de azúcar, el cual vendió rápidamente. Al ver que poseía talento, decidió comprar más sacos de azúcar y los vendió todos.
Luego, decidió vender arroz y sal embolsados y se dio cuenta que necesitaba un triciclo para poder trasladar todos sus productos. Fue su primera adquisición y descubrió que el negocio de abarrotes era un mercado en auge. «Vendía muy bien porque me esforzaba en atender bien a mis clientes. Gracias a esa confianza comencé a dejar productos a crédito, lo cual me ayudó a tener más ingresos”, comentó en una entrevista a un medio local.
Debido a la exigencia de su clientela, Michel Vega decidió sacar su primera tienda de abarrotes al cual denominó Comercial Vega. Desde aquel momento su éxito no ha tenido freno y su empresa se ha extendido a distritos como Villa El Salvador, Villa María del Triunfo, San Juan de Lurigancho, Cercado de Lima, Breña, entre otros distritos.