Tras un mes de conflicto entre Israel y Hamás, la región se enfrenta a una tragedia de proporciones inimaginables. El balance de la guerra muestra más de 11,000 muertos, de los cuales casi 10,000 se concentran en la Franja de Gaza, junto con 241 rehenes. Los ataques, en lugar de disminuir, se han intensificado, sin respetar las pausas humanitarias para evacuar a los civiles. Miles de soldados israelíes han avanzado por tierra dentro de la Franja, mientras la población sufre una catástrofe sin precedentes, afectando incluso a campos de refugiados, centros de la ONU y hospitales.

El conflicto comenzó con un trágico evento el 7 de octubre cuando milicianos de Hamás asesinaron a más de 1,400 israelíes, la mayoría de ellos civiles, y tomaron más de 240 rehenes. Desde entonces, la región ha estado sumida en una pesadilla de dimensiones inabarcables. Se han registrado más de 9,700 palestinos muertos en Gaza, incluyendo 4,000 niños, y cerca de 25,000 heridos. Además, más de 5,000 israelíes han resultado heridos. En la Franja de Gaza, un millón y medio de personas se han convertido en desplazados internos, mientras que en Israel, 200,000 personas han tenido que abandonar sus hogares.

Estas cifras, aunque impactantes, no capturan la verdadera magnitud de la tragedia, que se manifiesta en fosas comunes abarrotadas de cadáveres en Gaza y contenedores llenos de cuerpos mutilados que esperan identificación. Israel ha llevado a cabo una intensa campaña para debilitar a Hamás y tomar el control de Gaza, bombardeando el enclave durante 31 días seguidos y desplegando un gran número de tropas, que en menos de diez días han logrado cercar la ciudad de Gaza y dividir la Franja en dos partes.

Además, la violencia se ha extendido a otros frentes, como la frontera entre Israel y el Líbano, donde los enfrentamientos han causado la muerte de más de 80 personas en un mes. Los ataques desde Yemen y un aumento significativo de la violencia en Cisjordania ocupada han elevado la tensión en la región, con más de 150 palestinos y dos israelíes muertos desde el 7 de octubre, agravando un conflicto que ya vivía su año más sangriento desde la Segunda Intifada.