Horas antes, el domingo para precisar, se escuchaba la típica voceada periodística del eventual desalojo en los andenes de Ventanilla. Con el correr de las horas, ya se sabía que era inminente que en la madrugada del lunes comenzaría la labor policial para sacar a los pobladores que habían tomado los cerros de los AAHH Francisco Tudela e Hijos de Próceres.
Fue sobre las 5 de la mañana cuando el accionar de cientos de policías -aunque se calcula más de mil- adelantó metros para que los invasores puedan salir sin generar disturbios. Y así fue como poco a poco los mismos pobladores, ante la inferioridad numérica, tuvieron que aceptar su destino, pese al dramatismo evidente por haber perdido un mes de tiempo separando el lote. Aunque había demorado mucho todo ese proceso, la estrategia había funcionado.
Cuando todo parecía entrar a un cauce muy normal, cerca a las 8 de la mañana, alguien lanzó un gas lacrimógeno y automáticamente la desesperación por un incierto desenlace. Testigos señalan que un policía lo tiró y un poblador respondió al instante, devolviendo el proyectil. Afortunadamente, muy rápido todo se ordenó. Aunque el reportero de Ventanilla TV fue afectado por la situación.
El día permitirá que los invasores bajen de los cerros de los AAHH Francisco Tudela e Hijos de Próceres y reevalúen, incluso con la ayuda necesaria que las autoridades podrían brindar, cuál será su destino. Muchos de ellos, ventanillenses sin propiedad alguna; y seguramente uno que otro tramposo que aprovechó el contexto para sacar provecho.
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